A la llegada de los españoles en 1519, los granos de cacao eran usados como moneda altamente valorada por la cultura Azteca/Mexica, tanto que ofrecían en grandes cantidades a los españoles como regalo. Otro uso importante que registraron los historiadores españoles fue su uso medicinal para curar numerosas dolencias.
Las primeras bebidas mesoamericanas elaboradas con granos de cacao guardan poco parecido al chocolate caliente de hoy. La preparación de estas bebidas era sin azúcar, de sabor picante, espeso y se consumía a temperatura ambiente. A la llegada de los españoles transformaron el cacahuatl que tomaban los aztecas en chocolate adicionando azúcar, algunas veces vainilla y especias europeas. Ellos mismos introdujeron la práctica de servir el cacao como una bebida caliente.
En poco tiempo, los españoles descubrieron cómo convertir los granos en una bebida agradable y, en 1580, el cacao había alcanzado una gran popularidad entre la élite española. Sus plantaciones de cacao se convirtieron en fuentes de considerable riqueza. A medida que el azúcar se volvió más barato y más disponible en el siglo XVII, el chocolate se extendió por toda Europa. Surgieron casas de chocolate y el cacao, aunque caro, resultaba atractivo para todos los que podían permitírselo. Sin duda, parte de ese encanto residía en sus supuestas propiedades afrodisíacas, y el chocolate llegó a los dulces y se utilizó como caramelo.
En 1819 se inició una fase internacional en la historia del chocolate, cuando se produjo el primer chocolate para comer en Suiza. En la década siguiente, se abrió Cadbury's Chocolate Company en Inglaterra, Baker Chocolate Company en Estados Unidos, un fabricante de chocolate holandés produjo el primer caramelo de chocolate del mundo y se inventó el cacao en polvo instantáneo, nació así la industria comercial del chocolate.